Enrique Oliver  (Kike Oliver) mis raíces artísticas provienen de mis abuelos, los cuales formaban parte de la reconocida compañía Mallorquina Artis.  Por aquel entonces, el famoso “Juanito Valls”, marido de la hermana de mi abuela (suena a culebrón) coparon los teatros de Mallorca, ofreciendo un sin fin de espectáculos llenos de humor y crítica. Además, el reconocido Xesc Forteza, se formó con mi familia y actuó con ellos en muchos de sus espectáculos. Mi padre, que desde bien pequeño acudía a todos los estrenos, para ver a sus tíos y papás, continuó la carrera artística como Actor, músico y mago. Al igual que él, desde bien pequeño he visto muchos espectáculos, de ahí obtuve amplios conocimientos sobre el mundo del teatro. Años más tarde realicé distintos cursos para ampliar mis conocimientos, hasta que en el año 2009 me dediqué a ello de forma profesional.

Durante un tiempo trabajé como camarero en un café teatro, allí me dediqué a observar a muchas compañías de teatro. Era fantástico poder ver cada noche un nuevo espectáculo, humor, drama, monólogos, bailes, musicales, "improvisación teatral" este lo marco de forma especial, fue un antes y un después. 

Recuerdo perfectamente la sensación que tuve. Esa noche había un espectáculo llamado "Buffet Lliure" un título que por cierto dice mucho sobre lo que vas a ver. Me encontraba como siempre sirviendo en las mesas los últimos cafés antes de la función. Las luces de la sala se apagaron y se encendieron las del escenario. En él, un grupo de personas aparecía en escena con muy buena energía, siguiendo el ritmo de una canción y animando al público. Luego, uno de ellos, Pere Pau Sancho (Un abrazote amigo) hablaba al público y explicaba que habían venido sin saber qué iban a hacer. "No tenemos ni guion, ni nada, vamos a crear escenas improvisadas con vuestras propuestas". ¡Fascinante! grité con fuerza, en mis adentros por supuesto. Fui testigo de la creación de un espectáculo al momento, era como tener la comida lista en 5 minutos. Cada escena estaba cargada de humor, de locura, de historias, era un equipo trabajando en perfecta sintonía. Me encantó y me sigue encantando. Al poco, en el mismo café teatro "Sa Botiga de Buffon´s".

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Se inició una formación de Impro. Obviamente yo no estaba entrenado en el arte de la impro, si que había realizado clases de teatro con Gori Artieda (fundador de Buffon´s) y en ellas, sin yo saberlo, hacíamos algo de impro. 

Un día me encontraba tras la barra, José García, mi compañero de viaje en el mundo del teatro y de la impro, además de amigo desde la infancia, me comentó que porque no iba a probar esto de la impro, yo le dije que no sabía si podía y Pere Pau que justo pasaba por ahí me invitó a probar. Ahí es donde mi mente hizo un click y cambió mi percepción de todo. Improvisar historias era la mejor sensación que había tenido nunca y hasta ha día de hoy es una de mis sensaciones favoritas. Os invito a improvisar, ver shows de Impro y, ya que estamos, a aprender el arte de crear al momento. 

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Después de unos meses practicando impro, tuve la oportunidad de subir a escena para realizar un show llamado "PopFiction" solo como muestra de los avances realizados. Por aquel entonces mi actitud era un poco infantil e inocente, y los nervios me comían. La primera improvisación de mi vida fue una escena de lo más divertida. Pere Pau, interpretó un científico en una nave espacial, a los pocos segundo llamó a su asistente robot. Me lancé ha interpretar ese robot. La historia fluía sola, yo le ayudaba a diseccionar el cadáver de un extraterrestre. En una de esas sufro un cortocircuito, pero no uno que me dejaba inutilizado, sino una chispa de amor hacia el científico. el robot terminaba por acorralarlo y acosándole para conseguir un beso. El científico sabía que su única salida era lanzarse por una escotilla al infinito universo, así que opto por vivir una aventura amorosa con un robot enamoradizo. En la primera escena tuve lo que llamamos, "la suerte del novato". En las siguientes escenas me costó mucho mantener el nivel de la primera, tanto que no lo conseguí y solo hice varias interrupciones que además entorpecían más que ayudar. El camino para llegar a hacer buenas impros solo acababa de empezar.